martes, 4 de agosto de 2009

Educacion - Nuestro Futuro


Durante muchos años nos hemos dado un lujo que no nos podemos dar: Dejar gente afuera; no incluirla, y ello conlleva un costo que pagamos todos, en mayor o menor grado; en todos los sentidos, en forma personal para los que quedan afuera y como sociedad. Debemos cambiar eso, es un proceso largo pero debemos recorrerlo para terminar con esta desigualdad vergonzante en todos los órdenes, social, laboral, educativo.
La educación escolar es importantísima para que cada uno y todos tengan oportunidades; la calidad de la educación que recibimos, o que no recibimos, afecta nuestro desarrollo personal, nuestro lugar en la sociedad, nuestras capacidades y oportunidades laborales.
Las políticas educativas pueden tener un impacto positivo sobre la sociedad y la economía, pero la desigualdad que padecemos hoy en día con niños no escolarizados , con un alto índice de deserción escolar, sin la preparación adecuada para abrirse camino en la vida, nos obliga a transformarlas en proactivas, no sólo desde el discurso sino en la vida real de cada uno; el desafío que tenemos por delante es asegurar que el sistema sea para todos, sin excepción y desde la más temprana edad; que sea equitativo y eficiente. Queremos y debemos combatir las desigualdades y reforzar la inclusión social.
Cuando vemos un niño en edad escolar que no va a la escuela, ¿qué es lo que pensamos?, ¿sentimos lástima, dolor?, pensamos ¿qué será de él en el futuro?, pero nos pusimos a pensar alguna vez, ¿Qué desperdicio de talento humano? Con sólo brindarle la posibilidad podemos lograr que se desarrolle en un oficio, en las artes, en las ciencias. Pero debemos lograr que acceda a esa posibilidad, ese es nuestro deber, para que pueda desarrollar todo su potencial, para que tenga una vida mejor. De eso se trata, de inclusión, de desarrollo, de una sociedad mejor para todos.
En un mundo cada vez más competitivo y globalizado, en la “sociedad del conocimiento”, como se la llama ahora, aquellos que no estén preparados para los desafíos, que no tengan una sólida base, que no tengan la preparación para desarrollar sus capacidades intelectuales están condenados a quedar afuera, y nosotros no los podemos condenar; es un lujo que no nos podemos dar.

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